lunes, 10 de febrero de 2014

He pasado todo el día inspeccionando las casas vecinas a la de mi abuela y creo que he encontrado una que me gusta bastante.

Está completamente cerrada y tiene rejas en todas las ventanas de la planta baja. De hecho para poder entrar en ella he necesitado subir por una escalera que he tenido que coger del garaje donde está Patricia y trepar por ella hasta el balcón del piso superior, una vez allí he roto el cristal con una llave inglesa que ´había cogido para tal afán.

Mañana haré me trasladaré allí. El olor de muerte aquí es asfixiante.