martes, 31 de diciembre de 2013

Ayer, tras mucho esfuerzo conseguí traer a rastras la moto de mi hermana hasta la casa de la abuela.

Esta mañana he salido a la calle en busca de combustible. No tengo ni idea de mecánica, pero si se que un GTI es un vehículo de gasolina, así que con una maceta que contenía un geranio ya mustio que he cogido del poyete de una de las casas de un vecino de la calle he roto el cristal de un Volkswagen Golf, una vez dentro he abierto la puerta y este ha empezado pitar como un condenado ¿a quién se le ocurre conectar la alarma durante el fin del mundo? tras unos segundos intentando apagar el dichoso pitido han empezado a salir de todas partes hombres, mujeres y niños que tras verme han corrido hacia mi como si se tratara de un buffet libre abierto.

Por suerte no estaba muy lejos de casa de mi abuela y he conseguido llegar con relativa facilidad. Ahora estoy en el piso de arriba, desde la terraza de la habitación de la yaya cuento más de quince de esos sujetos, no se, no es fácil contarlos, todos están muy alborotados y se mueven de aquí para allá.

Mis dos principales problemas son que he olvidado mi punzante arma junto al coche que estaba saqueando y que este sigue pitando sin parar llamando la atención de cada vez más zombies.

Creo que voy a tener una noche vieja muy movidita.


lunes, 30 de diciembre de 2013

Ahora que ya he solucionado el tema Patricia, me gustaría centrarme en ¿que pasa con mi familia?

Mañana es el último día del año y desde que mis padres se fueron no he vuelto a ver más personas, bueno, personas sanas como yo.

Voy a provechar las horas que me quedan de Sol y voy a traer hasta aquí la moto de Elena si es que aún sigue tirada en la entrada del pueblo. Mañana ya pensaré como solucionar lo del combustible.


domingo, 29 de diciembre de 2013

Capítulo 4: El buen samaritano

Patricia ha pasado toda la noche tirada en el suelo sin moverse.

Esta mañana después de comer algo he vuelto hasta el centro médico, he cogido una camilla con patas amarillas que había visto en mi última excursión al centro. Es una de esas estrechas camillas de ambulancia. La he traído rodando hasta casa.

Al llegar he dudado durante unos segundos, la verdad es que siento terror sólo de acercarme ha ella ¿que pasaría si se levantara de golpe y se abalanzara sobre mi?

Con mi improvisada lanza, por el lado que no está el cuchillo la he estado tocando, primero un pequeño toque en la espalda. luego en la cara, en las piernas y un incluso en el culo, pero ella sólo ha hecho que levantar la cabeza y estirar un brazo hacia mi con su lindo pero terrorífico rostro.

Con más miedo que traza y utilizando mi improvisada arma, esta vez a modo de palanca, la he tumbado en la camilla y le he inmovilizado atándola con un cinturón de albornoz y una cuerda de poliéster color verde que he encontrado en el garaje.

Cuando he ido a subirla a la camilla por la parte delante ha estirado su brazo hacia mi agarrándome de la manga del jersey, casi me muero del susto, por un segundo he pensado que ya todo había terminado para mi, por suerte al echarme hacia atrás me he soltado.

Ahora está dentro del garaje, atada a la camilla. Parece tan débil e indefensa que se me olvida que en realidad no es más que otro depredador.


sábado, 28 de diciembre de 2013

Para variar, como todos mis otros planes, no ha salido bien.

El plan parecía sencillo: Iba a arrancar el autobús e iba a mantener abierta la puerta de atrás. Sólo tenía que recular el vehículo varios centímetros. Cuando ella quedara libre vendría hacia mi, entrando en el interior del autobús por la puerta trasera, en ese momento yo abriría la puerta delantera y cuando ella estuviera cerca cerraría las dos puertas no sin antes yo saltar a tiempo del autobús por la puerta de delante quedando Patricia confinada dentro del autobús, en el que a partir de ahora sería su nuevo hogar.

Pero como he dicho no ha salido así. Al retirar el autobús hacia atrás, la chica se ha desplomado precipitándose al suelo. Yo estaba  sólo a unos pocos centímetros de ella, pero dentro del autobús. Tras unos minutos y viendo que no iba a recibir el ataque que estaba esperando por parte de ella he bajado del autobús y he corrido nuevamente dentro de casa. Tras la protección que me confiere la alambrada me he acercado a ella y ella al verme ha estirado en vano uno de los brazos para intentar cogerme. Creo que tiene las piernas rotas y quizá el otro brazo también, no lo se.

Ahora está tumbada en el suelo de bruces y no se que debo hacer.

He tomado una decisión, voy a liberar a Patricia. De hecho esta mañana se lo he explicado. Futilmente le he comentado que esta tarde volverá a ser libre, que ya se como quitarle ese autobús de encima y que la voy a echar de menos.

Además como tengo la certeza absoluta de que no volveré a tener nunca más la oportunidad de hablar con ella tranquila y detenidamente me he aprovechado nuevamente de su desventaja y con la mano le he tocado otra vez sus jóvenes y preciosos pechos aplastados contra la alambrada.

viernes, 27 de diciembre de 2013

He hecho un descubrimiento importante. Esta mañana he salido a la calle y he ido hasta el autobús. Como tenía tanto las puertas frontales como las traseras abiertas me subido arriba y me he sentado en el asiento del conductor. Desde allí tenía una vista muy diferente de Patricia. Cada vez estoy más seguro de que este atropello no fue en absoluto accidental. Desde arriba del autobús he podido ver su espalda y su larga cabellera.

Todo parece indicar que el conductor y los pasajeros abandonaron el autobús a toda prisa, incluso el chófer se dejó las llaves puestas en el contacto.

He girado la llave del contacto y tras tres intentos fallidos he arrancado el autobús. Las puertas se abren y se cierran accionando un botón que hay en el salpicadero en la zona del conductor. Ahora me he dado cuenta de que si quisiera podría liberarla. No he conducido nunca un autobús, pero creo que sabría poner la marcha atrás y recular lo suficiente ese mastodóntico vehículo para que ella salga de su trampa... lo que pasa es que no estoy seguro de si eso es lo que quiero hacer.


jueves, 26 de diciembre de 2013

Patricia, la chica del autobús se llama Patricia Guzmán Segura. Tiene 17 años y es de este pueblo. Tengo su DNI.

Esta mañana tras escribir mi última entrada de este diario he bajado para mirarla a los ojos antes de decidir su suerte. Como cada vez que paso frente a ella me sobrevienen de nuevo las imágenes de su pecho desnudo, avergonzado he bajado la vista. Ha sido entonces cuando me he fijado en el prominente bulto del bolsillo de su pantalón. No sabía que era, podría haber sido un paquete de pañuelos, un teléfono móvil o cualquier otra cosa.

Como la mano no me cabe entera por los agujeros de la alambrada, he entrado en el garaje donde mi abuelo guardaba sus herramientas y tras buscar un poco, he dado con unos alicates de corte. No son la herramienta ideal para esta empresa, pero con un poco de fuerza he conseguido que cediera el alambre. He hecho un agujero a la altura de su cintura, he deslizado la mano en su bolsillo y con los dedos he conseguido su cartera y con ella su identidad.

El resto de la mañana lo he pasado con Patricia.

Tras pensarlo detenidamente, me he dado cuenta de la tontería que he hecho trayéndome los antibióticos, a veces hago cosas tan absurdas que ni yo mismo entiendo.

También he de decidir que hago con la chica del autobús, o la libero de su trampa o - maldita sea, me cuesta has ta decirlo -.


miércoles, 25 de diciembre de 2013

El centro de salud no esta vacío.

Por suerte todos los monstruos que me he encontrado estaban atados a las camillas. La mayoría están desnudos de cintura para arriba, aunque ellas mantienen la ropa interior puesta, no sabría decir exactamente cuantos había, pero más de diez seguro. Lo más espeluznante de todo ha sido la visión de una niña de unos 4 años mordisqueando una sábana blanca que la mantenía atada en la camilla a modo de cuerda.

No he encontrado nada que explicara que está pasando, si había algo supongo que estará en los ordenadores del centro que ahora permanecen inertes porqué no hay luz eléctrica.

He cogido de un armario que había en uno de los despachos todos los botes con medicamentos que acaban en -ina. Creo que son antibióticos, creo que esto lo vi en una película. También he cogido algunas agujas y varias jeringas, aunque sinceramente no tengo ni idea de que voy a hacer con todo esto. Cuando estaba allí me ha parecido una buena idea, pero ahora, recapacitando...


¡Feliz Navidad Dani!

Hoy volveré al centro de salud, pero antes he de encontrar una linterna que funcione y que alumbre suficiente. Creo que tendré que volver a entrar en casa de los vecinos para ver si ellos tienen una, además me gustaría coger más ropa.

martes, 24 de diciembre de 2013

Hoy he ido hasta el centro de salud, creo que ya no hay nadie. Pero he cometido el error de ir cuando el Sol ya estaba muy bajo y no me he atrevido a adentrarme con tanta oscuridad.

Esta claro que voy a celebrar la nochebuena yo solo.

Ironías de la vida, afuera hay una tía buena que se muere por entrar aquí conmigo.


Hoy es noche buena, me gustaría mucho poderla pasar con los míos, me siento solo, muy solo.

Esta mañana me gustaría volver hasta el centro de salud, sigo pensando que igual allí encuentro alguna pista que me ayude a solucionar todo esto.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Hoy he robado. Sí creo que esta es la definición correcta, he robado.

A mediodía me he dado cuenta que no quedaba leche en casa, además, desde que llegue tampoco he podido disfrutar de un Colacao, mi abuela sólo tiene ese café descafeinado soluble del Mercadona, que está malísimo. Así que he saltado la valla medianera y me he colado en la casa de al lado.

Creo que, a juzgar por todo lo que he encontrado, ahora vive una pareja joven. Para entrar he tenido que romper el cristal de una de las ventanas con una piedra que he cogido de su propio jardín.

Ahora ya vuelvo a tener leche, Colacao y lo mejor de todo es que tengo ropa de chico para cambiarme, me va un poquito grande pero huele a limpio.


Hay dos ideas que me rondan por la cabeza y que no me han dejado dormir.

La primera de ellas es averiguar el paradero de mi familia. Pero no se como volver de nuevo hasta a la ciudad, todo parece ahora tan inhóspito y peligroso.

La segunda es encontrar respuestas. La idea de ir hasta el cendro de salud resultó ser una trampa mortal, sin embargo la finalidad de esta creo que sigue siendo importante.


Algo me dice que me hoy volveré a tener problemas...

domingo, 22 de diciembre de 2013

Estas últimas horas he estado muy ocupado. He hecho un trabajo que si hace un mes me lo hubieran propuesto no lo habría aceptado ni por todo el oro del mundo. He estado recogiendo cadáveres. La verdad es que lo he tenido que hacer obligado, ya que el hedor que estos desprendían era nauseabundo.

Para transportarlos he utilizado un viejo carretón de jardinería que tenía mi abuela en el cobertizo de la parte de atrás de la casa. De pequeño recuerdo que jugábamos mi hermana y yo con él. Está claro que ha vivido mejores días.

Los siete cadáveres, bueno, los cinco y los restos de los dos que quemé, como no se me ha ocurrido nada mejor, los he dejado al lado de los contenedores que hay al final de la calle.

La vida ha cambiado mucho y yo he cambiado con ella.


Un tema más: No se que voy a hacer con la chica del autobús. Se que es lo que debería hacer, pero mi ya desfigurada moral, me lo impide. Además aún hay algo que me inquieta mucho más y es que a pesar de que han pasado un montón de días (y los que ella ya llevara allí, antes de llegar yo) no parecen hacer mella en ella. ¿Se supone que aún es un ser humano? Si no come ni bebe, ¿no debería morir?

sábado, 21 de diciembre de 2013

Sólo me falta deshacerme de uno.

Ayer por la tarde fui al garaje donde todavía están las herramientas de mi abuelo, tras rebuscar en varios cajones di con lo que buscaba, un rollo de cinta aislante. Volví a la cocina y desmonté el palo de la escoba. Luego abrí el segundo cajón de la cocina, sabía perfectamente donde guardaba mi abuela los cuchillos y como si de un capítulo de bricomanía se tratara urdí una herramienta elemental y rudimentaria, pero que me permitiría matar a todos esos seres que querían acabar conmigo.

El palo de la escoba debe medir un metro y treinta centímetros o quizá un poco más. El caso es que me permitió, a través de la alambrada, clavarles el cuchillo a esos monstruos. La verdad, pensé que me costaría más, pero por lo visto la desesperación está haciendo mella en mi.

Tras acabar con el tercero he de reconocer que le he pillado un poco el truco. Es tan sencillo como llamarlos a través de la alambrada y cuando están suficientemente cerca, les hundo mi afilada arma en el fondo de la garganta. Luego sólo he de esperar.

Por algún motivo que desconozco me cuesta menos matar a los hombres que a las mujeres. Creo que Estoy seguro que mi psiquis me está jugando una mala pasada.

Sólo me falta uno de ellos por eliminar. Es la chica del autobús.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Capítulo 3: El fin de la inocencia

Ayer maté por primera vez y hoy he de matar de nuevo.

Nunca pensé que quemar vivo a un hombre podría resultar tan complicado y nauseabundo. En los videojuegos parecía todo mucho más sencillo. No tengo ni idea de que es lo que le voy a decir a mis padres cuando los vea, bueno eso si es que nos volvemos a ver.

Ayer gasté prácticamente toda la gasolina que había en la garrafa para quemar a dos de ellos. Pero aún me quedan seis más.

Esta mañana he estado dándole vueltas y creo que lo mejor será acabar con ellos de otro modo. Se me ha ocurrido una idea, consiste en unir uno de esos cuchillos afilados de cocina al palo de la escoba con cinta aislante como si fuera una especie de lanza.

Esta tarde miraré de hacer pruebas, está claro que necesito nuevas armas y nuevos métodos de matar.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Estoy agotado, son casi las ocho y aún no he comido. Sólo he podido acabar con dos de ellos.

Esta mañana fiel a mi plan he bajado abajo, he ido hasta la cochera, he subido la persiana y he sacado la escalera.

La valla principal de la casa de mis abuelos podríamos decir que tiene tres zonas distintas. La parte de la izquierda está libre sólo hay una alambrada y una cancela por donde mi abuelo, cuando vivía, entraba y sacaba el coche. Un poco más a la derecha está el autobús que aplasta a esa podre chica. luego está la puerta de entrada y por último hay unos abetos plantados en la parte izquierda de la alambrada. Así que he colocado la escalera tras los abetos para poder acceder hasta los tres zombies que estaban allí.

Luego he ido a buscar la garrafa, se trata de una garrafa de 10 litros pero que debía estar llena hasta la mitad aproximadamente. ¡Dios, nunca pensé que esa garrafa pudiera pesar tanto!. Cuando he salido del garaje los únicos zombies que estaban pegados a la valla en ese momento eran los que estaban tras los abetos. Me he subido a la escalera como he podido con la intención de tirar la gasolina sobre los monstruos por encima de los abetos, pero el peso de la garrafa y mi magistral falta de destreza han hecho que me tirará yo mismo la gasolina por encima.

Hasta yo tenía claro que jugar con fuego portando ropa empapada en gasolina era peligroso. Así que he tenido que hacer un alto en mi macabro plan, entrar en la casa y cambiarme de ropa. El problema es que en casa de mi abuela no hay ropa de mi talla. De pronto he recordado que me había parecido ver en el garaje unas cajas con ropa vieja. He vuelto a salir afuera, esta vez medio desnudo en dirección al garaje. Efectivamente, mi abuela aún guardaba ropa de mi abuelo en esas cajas. Como hacía mucho frío he cogido una de las cajas y he vuelto en dirección a la casa. Al salir me he fijado como la chica del autobús observaba atónita a un crió medio desnudo portando una caja de cartón de un lado a otro en medio de ese holocausto. En ese momento he caído en la cuenta de que aparte de ir medio desnudo y tener un frío que me moría ahora no llevaba ni los guantes, ni el fular. Estaba expuesto a esa extraña enfermedad y habían ocho infectados a menos de diez metros de mi.

He vuelto corriendo hasta el interior de la casa. He desempaquetado algunas prendas e intentado perder el menor tiempo posible y me he vestido con ropas que antaño pertenecieron a mi abuelo.

Ahora tenía claro que el plan de tirar la gasolina con la garrafa desde lo alto de la escalera no era viable, así que he cogido un cazo de la cocina y lo he llenado con la gasolina de la garrafa. Esto ya era otra cosa, esto si era mucho más maniobrable, además son un simple gesto podría lanzar la gasolina mucho más lejos.

He salido a fuera y he visto que uno de los que creo era médico ahora estaba frente la puerta principal. Era perfecto, me he acercado un poco y con cierta destreza le he arrojado toda la gasolina del cazo encima, Ya lo tenía, ¡mi primera víctima!. He vuelto al interior de la casa, con el cambio de ropa había olvidado las cerillas en los otros pantalones. He cogido la cajetilla y he vuelto afuera. Ahora ese tipo estaba con los brazos abiertos, pegado a la cancela y gritando como exigiendo que abrieran esa puerta de inmediato. Nunca volvería a tener una oportunidad mejor.

Muerto de miedo he encendido una cerilla y se la he lanzado, pero no ha ocurrido nada. He encendido otra y tampoco ¿Que diablos estaba pasando? He vuelto a encender otra y nada tampoco. Creo recordar que he gastado más de diez hasta que al final he comprendido que eso no iba a funcionar.

He vuelto ha dentro de la casa corriendo y he cogido unos periódicos antiguos y unas revistas de decoración de mi abuela y he salido otra vez a fuera. He prendido fuego a un par de hojas enrolladas y  las he acercado al él, por fin, la bata blanca ahora roja color sangre que llevaba puesta ha empezado a arder.

Me he apartado a observar. A juzgar por los acontecimientos no parecía importarle mucho el hecho de que su bata de trabajo estuviera ardiendo, parecía más enojado por el hecho de que la verja de la calle siguiera cerrada.

Poco a poco la intensidad del fuego ha ido disminuyendo, ¡se estaba apagando! ¿que? ¿porqué? ¡maldición! he vuelto al interior, he llenado nuevamente el cazo con gasolina y he salido afuera. Aquel tipo seguía allí como regocijándose de su indestructibilidad. Le he arrojado otro cazo de gasolina por encima y entonces sí, una gran deflagración ha cubierto ese cadáver andante envolviéndole en llamas. Tras unos segundos han cesado sus gritos, luego ha caído al suelo de rodillas y se ha consumido frente a la verja principal de la casa.

El espectáculo era dantesco, pero en ningún momento  he sentido arrepentimiento ni remordimiento alguno, sólo cansancio, estaba exhausto y eso sólo había hecho que empezar, me faltaban aún todos los otros y seguro que no me lo iban a poner tan fácil. En ese momento un hedor horrible ha atravesado mis fosas nasales, era un olor tan fuerte, tan molesto que hasta se me han desprendido varias lágrimas. Provenía de ese cadáver ardiendo ¡Por Dios bendito! ¿cómo podía oler tan mal? Me he puesto a vomitar allí mismo del asco que me ha entrado. Luego he entrado en la casa a reposar unos segundos, volver a cargar el cazo con gasolina y continuar mi particular matanza...

Mi segunda víctima ha sido el soldado. Ahora ya se como quemar a una persona viva. Me he convertido en un asesino.
Esta última noche ha sido horrible. Desde que ayer me vieran tras la valla todos esos monstruos, su sed por acabar conmigo ha ido en aumento. Se han pasado toda la noche gritando, mascullando y golpeando la alambrada y el autobús.

No creo que esta situación pueda prolongarse mucho más, así que voy a quemarlos.

Lo tengo todo más o menos pensado, iré al garaje y cogeré la escalera y la garrafa de gasolina. Los empaparé y les prenderé fuego. Quizá no tengo el coraje de empuñar un cuchillo pero creo que si podré lanzarles una cerilla encendida.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Bueno, tengo un plan, lástima que se ha hecho de noche y afuera no se ve nada. Tendré que esperar al Sol de la mañana para llevarlo acabo.

Rebuscando entre los cajones de la cocina algo que me pudiera servir de arma, encontré las llaves de la cochera. De pronto recordé que mi abuela aún guardaba todas las herramientas de mi abuelo en el garaje. He salido a fuera y he cruzado frente a ellos hasta llegar a la cochera. Cuando me han visto se han puesto todos como locos, han intentado, por suerte inútilmente, trepar por la alambrada. Tengo claro que si me cogieran me destrozarían.

He entrado en la cochera y he visto un par de sierras, varios martillos, una pala grande y otra más pequeña, una especie de lanza muy pesada que no se para que sirve, pero que apenas he podido levantar del suelo, una escalera, un par de sacos con cemento, ropa vieja, tres o cuatro latas de aceite y una garrafa de gasolina.

Al ver la garrafa lo primero que se me ha pasado por la mente es la moto de Elena, pero ni siquiera se si eso es gasolina o gasóleo. Luego se me ha ocurrido algo más oscuro, más tétrico, más mortal. Podría quemarlos, quemarlos a todos.


¡Basta ya, vivo aterrorizado! Por una parte creo que tengo que huir de aquí, pero tampoco se donde puedo ir. Si pudiera hablar con mis padres... Desde hace unos días me ronda por la cabeza la idea de que ellos ya no están en este mundo y es algo que me entristece mucho. Maldita sea, me dijeron que sólo estaríamos separados un par de horas!!!

Otra cosa que supongo que debería hacer es deshacerme de ellos, matarlos, ¡matarlos a todos! al fin y al cabo son ellos o yo y tengo la certeza de que ellos no dudarían de hacerlo conmigo. Pero no se como me voy a enfrentar yo sólo contra ocho de ellos. Sólo recordar mi último encuentro con la Sra. María se me pone la piel de gallina.

Tengo que urdir un plan, un buen plan.

Mientras seguiré aquí en el piso de arriba ya que cuando bajo a la planta de abajo ellos se alteran, es como si me olieran), zarandean la alambrada y me da miedo que terminen por tirarla al suelo.


martes, 17 de diciembre de 2013

Ahora hay otro más. Se trata de una mujer grande y obesa, tiene el pelo rubio y rizado. Camina muy lentamente, esta no tiene sangre en la cara, pero creo que le falta una mano, no estoy seguro, desde el balcón de arriba no puedo verlo bien, y tengo miedo de bajar al piso de abajo.

He de pensar algo y he de pensarlo ya, contando a la chica del autobús ya son ocho.

¡Malos días! Hace un rato me he despertado, algo o alguien estaba haciendo ruido en la calle. Por un momento he creído que ella se había escapado de su trampa metálica y que enojada por lo que le hice ahora vendría a por mi.

He corrido hasta la habitación de mi abuela que tiene un balcón que da a la fachada principal de la casa y he contemplado estupefacto que las dos enfermeras, los dos médicos (supongo), el tipo militar y otro más que no había visto y que viste ropa de civil están junto al autobús cruzado en la calle aporreándolo a él y a la alambrada de la casa... Ahora si que la he liado.


lunes, 16 de diciembre de 2013

No se si ha sido por aburrimiento o porque realmente estoy como un cencerro, pero esta mañana  he salido al jardín de delante para verla, tenía que arreglar algo que hice mal.

Efectivamente mis sospechas eran ciertas, su busto seguía mostrando aquel pecho tan bonito. La última vez que estuve frente a ella lo desfloré violando su intimidad.

He permanecido unos segundos mirándola con ojos de arrepentimiento y le he pedido perdón en voz alta. Dudo mucho que siquiera me haya entendido, pero por alguna razón necesitaba decírselo. Luego me he acercado lentamente a la alambrada y con un gesto tranquilo y apaciguado le he cubierto nuevamente el pecho izquierdo con el sujetador y luego he estirado a través de los agujeros romboides de la valla metálica la camiseta para cubrir su prenda íntima.

Luego he comprendido que tenía que hacer algo más por ella. Futilmente, le he dicho que me acercaría al CAP para ver si allí encontraba alguna pista sobre como curarla o para ver si encontraba a alguien que me pudiera ayudar, que la pudiera ayudar.

* * *

Esta tarde, en un acto que no sabría si valorar de heroico o de desesperación, ataviado con mi equipo básico de supervivencia (gafas de bucear, fular y guantes) he andado hasta el CAP. Al llegar allí me he fijado que los cristales de la puerta corredera de entrada estaban rotos. Dentro parecía que se había librado algún tipo de guerra, estaba todo tirado por el medio, en mitad del vestíbulo había el teclado arrancado de un ordenador y en la esquina de este unas manchas rojas que supongo serían sangre. Estaba todo el suelo lleno de papeles. También habían volcados dos armarios grises de esos metálicos con puertas correderas. El centro estaba a oscuras, desde la calle hubiera jurado que dentro habría más luz. He levantado la vista hasta las luces de emergencia, pero creo que estas ya habían concluido todo su trabajo.

Como no he tenido valor para adentrarme en la oscuridad, sólo se me ha ocurrido la estúpida idea de gritar: - ¿hay alguien aquí?- mi voz a sonado con eco en el edificio.
- ¡alguien que me pueda ayudar, por favor! - En ese momento he oído pasos que se dirigían hacia mi y que provenían de varios sitios. En unos segundos han aparecido varios de esos horribles seres, si no he contado mal habían dos mujeres, creo que eran enfermeras por la indumentaria que vestían, y tres hombres; uno de ellos vestía un traje militar, como el que hay en una foto de mi padre en casa cuando estaba haciendo la mili, y los otros dos vestían ropa de calle y encima tenían batas blancas. Todos ellos tenían las caras desfiguradas, iban llenos de sangre por todas partes y caminaban rápidamente hacia mi.

Mi presencia no era grata, o quizá si, pero no pensaba esperar para averiguarlo así que me he vuelto a casa de la abuela corriendo todo lo rápido que he podido. Uno de ellos me ha seguido hasta la calle de atrás, luego supongo que he logrado despistarle o bien se ha cansado de correr detrás de mi. He entrado en la finca y he cerrado la puerta de la calle con llave. Por cierto, ayer encontré un segundo juego de llaves de la casa que mi abuela guardaba en un cajón de la cocina.

He pasado el resto de la tarde hablando con ella de lo ocurrido. Mi enemiga ahora es todo lo que tengo.


domingo, 15 de diciembre de 2013

Ha media tarde a dejado de llover y he salido a la calle en dirección a la entrada del pueblo para recoger la moto de Elena, un par de calles más arriba me he fijado que está el Centro de Atención Primaria del pueblo, es curioso, llevo toda la vida viniendo a este pueblo y no me había fijado nunca.

Al pasar por delante del CAP he ido ruidos dentro del centro, parecía como si alguien hubiera volcado una estantería. Me ha entrado mucho miedo y me he vuelto a casa de la abuela corriendo. Si acaso ya dejaré lo de la moto para mañana.

Al llegar delante de casa me he acercado al autobús pero esta vez desde el otro lado de la alambrada. Sigue allí, realmente no puede moverse ¿sentirá dolor? Cuando me ha visto con su mirada fulminante me ha dejado claro que no me reconocía, sólo soy algo de comida para ella.

Hoy no puedo escribir más porque la tablet ya lleva un rato indicándome que tengo que cargarla y sólo queda un 3% de batería.


Está lloviendo, de hecho lleva lloviendo desde ayer. No he podido dormir mucho la última noche, en parte por mis remordimientos por todo lo ocurrido con la chica de afuera. Me siento mal con ella y por ella. Me gustaría pedirle perdón y me gustaría poder ayudarla. Pero ni siquiera se como hacerlo. Estando aquí aislado, sin tele, sin Internet, ni siquiera se si ya han encontrado una cura para esta extraña enfermedad o si bien toda la civilización ha sucumbido a las hordas zombies. Quizá soy la última persona viva en la Tierra y ni siquiera lo se.

No se que es lo que tengo que hacer, pero siento en mi interior que tengo que hacer algo. Algo por mi y algo por ella. También tengo que encontrar el modo de localizar a mis padres y a mi hermana.

Creo que esta tarde si deja de llover podría salir a la calle a explorar un poco. A parte de la chica del autobús no he visto a ningún infectado más. Creo que debe´ria ir hasta la entrada del pueblo y traer la moto de mi hermana hasta aquí aunque sea a rastras.


sábado, 14 de diciembre de 2013

Creo que se me ha ido la pinza por completo. Ayer hice algo malo, algo muy malo, algo de lo que no estoy en absoluto orgulloso.

Por la tarde, con la escusa de comprobar el perímetro de la casa, salí hasta donde está ella. Seguía allí, inmóvil con su mirada fría y calculadora sobre mi. Me acerqué lentamente hasta estar frente a ella. Me detuve a escasos centímetros de su rostro. A pesar de su aspecto de ultratumba es realmente hermosa, es una de esas chicas por la cual uno puede perder la cabeza.

Estuve un buen rato mirándola, no pude evitar mirar su pecho cubierto por el sostén que se escapaba de la blanca camiseta rasgada. Sin saber porqué acerqué mi mano hasta su pecho para cubrir el sujetador con la camiseta, pero mi mano tenía otro plan, en lugar de cubrirla, lentamente le bajé el sostén hasta dejar al descubierto su hermoso pezón. Tenía unos pechos realmente grandes y bonitos, bueno, por lo menos el que le vi. Me quedé atónito durante unos segundos viendo aquel tétrico pero sensual espectáculo.

Sin poder reprimir mis instintos más primarios volví a levantar mi mano cubierta por el guante de fregar platos, hasta tocarle el pecho. En ese momento ella emitió una sorda exhalación y con los ojos abiertos como platos abrió la boca todo lo que pudo sacando su lengua para intentar tocarme.

Sólo se me ocurrió decir perdón y salí de allí corriendo. Aun me tiemblan las piernas.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Me siento solo, muy solo. Sólo tengo la compañía de mi nueva amiga zombie y esta tablet sin acceso a Internet. Si por lo menos me hubiese dado tiempo a descargarme algún juego...

Ayer por la tarde volví a salir al jardín de delante de la casa ataviado con mis guantes de fregar platos y el fular de mamá para hablar un rato con ella. Bueno, digo hablar, pero hablar, lo que se dice hablar no hablamos, más bien cruzamos nuestras miradas. Se que puede parecer extraño, pero no tengo otra cosa más que hacer en esta casa.

Ahora bajaré a desayunar algo y luego, supongo que volveré a salir para verla, supongo que aún sigue allí. No se como habrá pasado la noche, la verdad es que ha hecho mucho frío esta noche. Me da mucha lástima, seguramente antes de todo esto era una buena persona. Sin embargo, ahora, si pudiera seguro que me arrancaría un brazo.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Me he hecho una tortilla para comer. En casa de mi abuela el suministro de gas viene dado por una de esas bombonas naranjas. No tengo ni idea de cuanto duran estas bombonas, espero que sea bastante. En el patio de atrás he visto que hay otra y a juzgar por su peso creo que está llena. Ha sido más que agradable volver a comer algo caliente. Me encantan los bocadillos y las galletas, pero creo que ya los he aborrecido para el resto de mi vida. Espero poder ver a mis padres pronto.

Por la mañana he salido al patio, reconozco que la presencia de esa chica pegada a la alambrada es sumamente perturbadora. Es una chica bastante guapa, debe de tener uno o dos años mas que yo. Tiene el pelo largo y de color cobrizo. Sus ojos son oscuros, bueno, y rojos ensangrentados. A pesar de que estamos en diciembre ella estaba sudando, parece muy acalorada y su piel enrojecida deja ver las venas de su cuerpo.

He intentado comunicarme con ella, le he preguntado su nombre y también le he preguntado que porque estaba allí, pero no responde, sólo me mira fijamente. Ha abierto la boca varias veces pero no ha emitido ningún ruido.

Lleva puesta una especie de rebeca de lana y debajo una camiseta blanca. También viste unos pantalones tejanos y unas bambas deportivas.

La alambrada la mantiene sujeta, completamente inmóvil, no puede siquiera alzar los brazos. Me gustaría ayudarla, pero me da mucho miedo acercarme a ella. La camiseta que lleva es de cuello ancho y por el modo en que se ha quedado atrapada, se le ve el sujetador cubriendo uno de sus pechos.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capítulo 2: Ese beso que nunca nos dimos

Esta mañana he salido al jardín de la casa de mis abuelos para cerciorarme de que el perímetro del inmueble era seguro. Aunque he estado aquí cientos de veces no estoy familiarizado al cien por cien con la casa y no me gustaría descubrir a media noche que uno de estos seres ha entrado a hacerme una visita.

La casa parece segura, tanto las puertas como las ventanas tienen rejas además hay una alambrada metálica al rededor de toda la finca.

Cuando he llegado a la parte de delante de la casa me he topado con una inquietante sorpresa. El autobús que hay cruzado en mitad de la calle mantiene atrapada a una chica. Bueno, no es una chica, es una zombie. Bueno sí es una chica, me refiero a que antes quizá fuera una chica, pero ahora es uno de esos seres infernales.

No se puede mover. La parte frontal del autobús la mantiene aprisionada contra la alambrada de la casa de mis abuelos. Parece muy triste y desorientada, al principio ella no me había visto, pero cuando me he acercado más ha alzado la cabeza levemente y ha clavado su fría y gélida mirada sobre mi.

No gruñe, ni gime, de hecho no emite ningún ruido. Supongo que el peso que ejerce el autobús sobre su cuerpo aplastado contra la valla le impide coger aire con los pulmones. Ahora lo tengo claro, ese autobús no estaba cruzado en la calle por casualidad.

No se cuanto tiempo debe de llevar allí, pero juzgando su desolado aspecto, no creo que lleve más de una semana.

El resto de la casa parece segura. Mi abuela tiene un montón de comida en la despensa. Aquí tampoco hay suministro eléctrico. Menos mal que me he traído el cargador solar del móvil de mi hermana, el conector microUSB es compatible, aunque tarda un montón en cargar las baterías de la tablet.

No hay ni rastro de mis padres ni tampoco de mis abuelos. De momento y hasta que se me ocurra algo mejor, creo que me quedaré aquí.

martes, 10 de diciembre de 2013

He pasado la noche en casa de mis abuelos. Sigo solo, aquí no hay nadie.

He dormido en la que antaño fue la habitación de mi madre. Tampoco parece que mis padres hayan pasado por aquí desde hace mucho tiempo.

No se donde están mis abuelos. Me parece que se fueron con mucha prisa. La puerta de la casa estaba abierta.

El como llegué aquí ha sido más un milagro que otra cosa. Cuando el sábado aun estaba en casa, poco me imaginaba que los acontecimientos iban a sucederse en el modo que lo hicieron.

Tal y como rezaba el plan, moví el sofá de sitio, también utilicé las sillas del comedor, la mesa de centro y la mesa grande para improvisar un pasillo que condujera a aquel horrible ser, la Sra. María, hasta la terraza. También cerré la puerta de la cocina que da al recibidor para que no entrara en ninguna otra estancia. Preparé la mochila que me iba a llevar, me puse los guantes, las gafas de bucear y el fular de mi madre para protegerme de la enfermedad. Abrí las dos puertas correderas que conducen a la terraza, la del comedor y la de la habitación de mis padres. Cogí las llaves de la moto de mi hermana y me las puse en el bolsillo.

Me acerqué tímidamente hasta la puerta de la entrada. Giré la llave, bajé la maneta y me fui corriendo hasta la terraza. Tenía una vista directa hasta la entrada. Pude ver como lentamente se abría la puerta dejando entrar a la que hasta hacía poco había sido una vecina ejemplar y mejor persona. Tenía los ojos ensangrentados, toda la piel  de la cara y las manos estaba llena de salpullidos y se le podían ver marcadas todas las venas. Lo peor estaba por venir, a medida que se iba acercando hacia mi pude notar un hedor fuerte, era una mezcla de horribles olores a sudor, orín y heces.

Avanzó lentamente por el recibidor y entró en el comedor, sólo la separaban de mi unos escasos metros y de repente se detuvo. Me miraba, parecía estupefacta viendo aquel extraño muchacho ataviado con un pañuelo de su madre, gafas de bucear y guantes de fregar platos. Tuve que llamar su atención llamándola y gritándole: -¡eh, tú aquí!, por aquí, ven a por mi! – Finalmente conseguí llamar su atención y acelerando el paso vino a por mi, tiempo suficiente para, siguiendo mi elaborado plan, ir hasta el otro extremo de la terraza y entrar a la casa a través de la otra puerta. Entré, cerré la puerta corredera de la habitación y corrí hasta el comedor para cerrar la otra puerta. El plan había funcionado, la había dejado encerrada fuera, sólo me faltaba bajar las persianas para que, por seguridad, no rompiera los cristales. Fue en ese momento cuando me di cuenta, no estaba solo. Volteé la cabeza por encima del hombro y lo vi. Se había colado en casa un tipo alto, gordo, calvo y semidesnudo.

Tragué saliva mientras un frío escalofrío recorría todo mi cuerpo. Mi plan de escape se había ido al traste. No conté con que alguien más pudiera entrar en mi domicilio.

Ahí estaba aquel tipo, inmóvil mirándome y esperando a ver cual iba a ser mi reacción. Era un tipo alto, seguramente medía cerca de metro ochenta y vestía una de esas batas de hospital que dejaban poco a la imaginación. Le faltaba un trozo de oreja y llevaba toda la cara ensangrentada. Creo que también le faltaba un trozo de labio aunque a él no parecía mucho importarle eso. Sólo un sillón nos separaba, por suerte para mi su movilidad era bastante reducida. Le costaba mucho respirar, en parte por su físico, en parte por toda aquella sangre que le cubría el rostro. Se tambaleaba de un lado a otro intentando adivinar por que lado del sofá iba a intentar salir yo.

Entonces lo vi claro, tenía que salir de allí, no podía esperar más. ¿Qué pasaría si llegaba un tercer invitado? Llamé su atención por un lado del sofá y cuando este se abalanzó sobre mi salí corriendo por el otro extremo. Cogí la mochila y corrí hacia las escaleras mientras un sentimiento de culpa golpeaba mi cabeza. Sólo podía pensar en la bronca que me iban a echar mis padres por dejar aquel tipo dentro de casa.

Bajé las escaleras de las cinco plantas que separan mi domicilio de la calle y fui directo hacia la moto de mi hermana. Por suerte ella siempre dejaba la moto aparcada en el mismo sitio, mal aparcada, pero siempre en el mismo lugar. No tardé en darme cuenta de que tenía compañía, empezaron a salir varios de esos seres de todas partes, primero dos, enseguida llegó el tercero, luego dos más y poco a poco me iba convirtiendo en una especie de diana a la que todo el mundo apuntaba. Quité el bulón que bloqueaba la rueda de la moto de Elena todo lo rápido que mis nervios me permitían, salté sobre la moto y le dí al contacto. -¡Sí!, la moto arrancó a la primera. Por fin algo que salía bien. El ruido ensordecedor de ese motor de 49 cc. parecía ser un imán para los infectados. En cuestión de unos segundos aparecieron casi un centenar de esos seres y todos corrían hacia mi.

Mientras recorría las pocas calles de la ciudad que separaban mi casa de la salida hacia la autovía observé que Tarragona estaba desolada. Había evidentes signos de violencia por todas partes, pero no pude ver a nadie.

Llegué hasta la autovía y abandoné la ciudad. Fue entonces cuando caí en la cuenta de que no llevaba casco, pero seguramente tampoco me iba a multar nadie por no llevarlo.

Todo iba bien salvo por el piloto rojo de la luz de reserva de la gasolina -Maldita Elena-.

Durante el trayecto me encontré con tres accidentes en la carretera. Uno de ellos el coche estaba volcado. No parecía que nadie hubiera por ahí, aunque de todos modos, no paré para comprobarlo.

El ciclomotor de mi hermana me llevó hasta la entrada del pueblo y allí el depósito de gasolina dijo basta. Por suerte no estaba lejos de casa de mis abuelos.

Cuando llegué aquí me encontré la casa abierta, no había nadie. El pueblo parece desierto. Desde mi llegada no he visto ni oído a nadie. Todo está en reposo, dormido, abandonado a excepción de un autobús cruzado justo delante de casa de los abuelos de manera execrable.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Estoy en casa de mis abuelos. El pueblo parece desierto. Hay un autobús cruzado en mitad de la calle que ha chocado con la valla de la casa.

El plan de ayer salió todo lo mal que podía haber salido. Estoy demasiado aterrado y cansado para poder escribirlo.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Son las ocho de la mañana. Pero llevo despierto desde las cuatro, en parte por culpa de la señora María que está tras la puerta arañando y gimiendo con mucha más intensidad que antes. Supongo que tras abrir la puerta, le confirmé mi existencia. Por otra parte, tampoco he podido dormir porqué he tenido la mente demasiado ocupada pensando en como escapar. Tras mucho pensarlo he trazado el siguiente plan.

Voy a modificar la disposición de los muebles del comedor a modo de barricadas. Abriré la puerta y luego correré hasta la terraza. La casa no es demasiado grande. La señora María sólo tendrá que empujar la puerta, cruzar el recibidor que tiene aproximadamente dos metros, luego entrará en el comedor  y simplemente tiene que caminar recta ocho o nueve metros más hasta llegar a la terraza donde estaré yo. Cuando ella llegue a la terraza yo entraré de nuevo en casa por la otra puerta que da a la habitación de mis padres, cerraré la puerta corredera y avanzaré rápidamente hacia el comedor para cerrar la puerta corredera de allí. Así la señora María se quedará encerrada en el balcón. Para evitar que rompa los cristales bajaré las persianas hasta abajo. Luego cogeré la mochila y las llaves de la moto de mi hermana. Cerraré la casa y podré rumbo hasta La Secuita, el pueblo de mis abuelos.

Sólo será un viaje de diez kilómetros, pero creo que nunca he recorrido tanta distancia con una moto y menos con la de mi hermana.

Por cierto también he metido en la mochila el fular de mi madre, las gafas de bucear de mi hermana Elena y los guantes de fregar platos. Algo me dice que los volveré a necesitar. También me llevaré el cuchillo, pero este lo llevaré conmigo.

sábado, 7 de diciembre de 2013

¡Mal, muy mal! casi logró que me maten otra vez.

He estado practicando como un imbécil delante del espejo que hay en la habitación de mis padres. He cogido uno de los cuchillos superafilados que compró mi madre en el Carrefour y que se supone son capaces de cortar hasta el acero de las latas. Cuchillo en mano he estado como un cuarto de hora ensayando delante del espejo. El plan, aunque macabro, era muy simple. Sólo tenía que abrir la puerta de golpe, clavarle un cuchillo al zombie y cerrar. Nada más: abrir, clavar, cerrar.

Abrir, clavar, cerrar. ¿no parece tan difícil, verdad? luego simplemente tenía que dejar que la naturaleza siguiera su camino y seguro que con las heridas producidas con un cuchillo de esa magnitud, ese ser o lo que fuera ahora, no tardaría en desangrarse. Tiempo suficiente para preparar la mochila y abandonar la casa.

El resultado a tanto ensayo a sido, cuanto menos, penoso, ademas, casi me cuesta la vida. Está claro que esto no es como los videojuegos. Para evitar contagiarme, he cogido un pañuelo que le regaló mi padre a mi madre en el viaje que hicimos a Túnez hace un par de años. Me he cubierto bien la cara para evitar en la medida de lo posible respirar el mismo aire que ella. También me he puesto las gafas de la piscina de mi hermana, son unas gafas pequeñas, con un halo de color rosa al rededor, me he puesto unos guantes de goma de fregar platos que he encontrado debajo del fregadero y por último me he puesto encima el delantal. Nunca he tenido que apuñalar a nadie, pero si era como en los videojuegos, podía salpicarme de sangre; de sangre infectada.

He cogido el cuchillo, he abierto la puerta de golpe y me he quedado estupefacto. Esa mujer que veía por la mirilla de la puerta era la señora María, una vecina que vive dos pisos por encima de nosotros. Siempre ha sido muy simpática, cuando nos la cruzamos en el portal o en el ascensor, siempre tiene una sonrisa y un comentario bonito para mi. Recuerdo que de pequeño, siempre me daba un caramelo. Y ahora estaba delante de la puerta de casa con los ojos ensangrentados y un solo objetivo, morderme.

Iba vestida con una bata de estar por casa. Las manos las tenía llenas de arañazos  y un gran hematoma le cubría la parte izquierda de la cara. Estaba muy despeinada y tenía como una especia de salpullido por todo el rostro. Su furiosa mirada ha sido capaz de noquear mis planes. Por algún motivo que desconozco no estaba preparado para encontrarme a alguien conocido tras la puerta.

Han sido solo unos segundos mientras nuestras miradas se han cruzado, pero a mi me han parecido minutos. Estaba claro que la enfermedad la había privado de sus facultades. Se ha mordido el labio inferior, ha abierto los ojos y se ha abalanzado sobre mí. Sólo he tenido tiempo de soltar el cuchillo de la mano y cerrar rápidamente la puerta. Me he quedado unos segundos temblando, intentaba asimilar que es lo que había pasado y que era lo que me había pasado a mi.

Está claro que no soy capaz de matar a una persona, yo, el gran Dani, el genio del Call Of Duty.

Por hoy lo dejo, tengo que pensar en otro plan.

Tras mucho pensarlo he decidido que tengo que salir de aquí. Está claro que quedándome en casa no voy a solucionar nada. Tarde o temprano me quedaré sin nada que comer y entonces será peor.

En la calle, de vez en cuando, se ve uno de esos seres caminando. Algunos caminan rápido y otros no tanto, no he visto por ahora a ninguno que pueda correr. Los que había frente a la tienda de animales golpeando los cristales al final lograron entrar atravesando el aparador.

Tengo que trazar un buen plan para poder salir. Hasta ahora lo que se me ha ocurrido es:
  • Atar unas sábanas y bajar por la terraza haciendo Rapel hasta la calle. El problema es que es probable que esos seres me vean bajar y me puedan estar esperando abajo. Además bajar cinco pisos puede ser bastante peligroso y complicado.
  • Abrir la puerta de repente y pegarle a la señora con un palo en la cabeza o clavarle un cuchillo de cocina o algo así, volver a cerrar la puerta y luego esperar a que se muera desangrada, pero no se si me voy a atrever, al fin y al cavo el otro día me quedé paralizado y no podía moverme.
  • Preparar una trampa o algo así dentro de casa y abrir la puerta y que se quede atrapada y luego yo salir. Pero no tengo ni idea de cómo hacerlo.
Lo que si tengo claro, es que contra más tiempo permanezca en casa más probabilidad hay de que acudan más infectados.

Por otro lado tengo que decidir que me voy a llevar y como voy a huir. En casa están las llaves de la moto de mi hermana y las del coche de mi padre. Supongo que lo más sensato será coger la moto de mi hermana puesto que nunca he conducido un coche y además no se como podría sacarlo del parking puesto que las puertas de éste están cerradas y no hay luz.

Sobre el tema de lo que me tengo que llevar, voy a hacer una lista:
  • Los cargadores del móvil de mi madre, de mi padre y de mi hermana, incluyendo el cargador solar que cada vez me parece la mejor opción.
  • Comida: un dos paquetes de galletas María, el bote empezado de la Nocilla, dos una botella de agua de 1,5 l del grifo, una bolsa de nueces, un plátano, un yogurt y un brik de leche.
  • Ropa: la cazadora que me compré en el Decathlon, el abrigo grande, unos guantes de lana y una muda de ropa interior limpia. También cogeré unas bragas para mi madre, otras para mi hermana y unos gayumbos para mi padre por si acaso.
  • Los 4 cepillos de los dientes y un tubo de pasta.
  • Las cartillas de la seguridad social y las tarjetas de Adeslas.
  • Un mechero.
  • Una linterna.
  • El saco de dormir.
  • Todo el dinero que haya en casa.
  • Y esta tablet.
Espero no dejarme nada.

Me acabo de dar cuenta de que hoy es fiesta, estamos en el puente de la Purísima y la Constitución. Oficialmente ya puedo decir que son las vacaciones más mierdosas de mi vida.

Hecho mucho de menos a mis padres y a mi hermana. Daría lo que fuera por poder estar ahora con ellos.

He hecho inventario de provisiones y las cosas pintan muy mal. Por aburrimiento, estos días he estado comiendo de más y ya no queda casi nada. Espero que mis padres vuelvan pronto a buscarme o no me quedará más remedio que llamar al Telepitzza.

Además desde hace como unas seis horas se ha ido la luz y estoy a oscuras. Sólo tengo la compañía de los alaridos y balbuceos de la señora esa tras la puerta.

viernes, 6 de diciembre de 2013

En las últimas horas han pasado un montón de cosas:

Ayer por la noche recibí un sms de un número de teléfono desconocido que decía “ESTAMOS EN CASA DE LA ABUELA”. He llamado a ese número rápidamente pero ya no daba señal, también le he mandado un sms y he puesto ‘Mamá eres tu? Soy Dani’, pero no ha contestado nadie. No se de quien puede ser ese número. Mi madre guarda en una agenda de papel todos los números de teléfono que conoce a modo de copia de seguridad. La he revisado, pero ese número no figura. No se si es un error y ese sms no es para mi o son mis padres los que me lo han mandado.

También he llamado una infinidad de veces al teléfono de casa de la abuela pero sigue sin contestar nadie.

Además suponiendo que ese mensaje sea para mi, tampoco se que puede significar: ¿Me lo están diciendo para que sepa que están bien? ¿o para que vaya yo allí con ellos? Y si es esto último ¿cómo pretenden que vaya? ¿a caso creen que puedo llamar a un taxi?


Pero esto no ha sido lo único, esta madrugada se ha oído una gran explosión, Ha sido muy fuerte y el ruido a sonado como si fuera hueco. No se ha visto ni humo ni se han oído sirenas, no por lo menos desde mi casa. Supongo que proviene de una  de esas empresas químicas que hay en el polígono.

Más cosas: vuelvo a tener un vecino detrás de la puerta. Esta vez no ha sido culpa mía, yo no he hecho ningún ruido, ni siquiera he encendido las luces. He mirado por la mirilla y creo que es una señora, no se la ve bien. Esta no golpea la puerta, pero la está arañando todo el rato. Además emite una especie de gruñido raro. Es como un llanto o lamento, pero lo hace todo el rato y me está poniendo muy nervioso.

Se ha terminado el agua embotellada y la Cocacola, a partir de ahora tendré que beber agua del grifo.

jueves, 5 de diciembre de 2013

La última noche ha sido muy larga y espantosa.

El señor que golpeaba la puerta de la casa ahora está muerto. He visto como moría, ha sido culpa mía. Sin embargo el no tener que oír continuamente esos golpes y gruñidos tras la puerta es reconfortante.

Ha sucedido así: serían las seis de la mañana aproximadamente cuando he dejado de oír los golpes en la puerta y me he sobresaltado cuando por mi cabeza a cruzado la idea de que ese ser hubiera podido entrar dentro de casa.

Me he armado de valentía y a tientas, he salido de mi cuarto y he ido hasta el recibidor. He mirado por la mirilla de la puerta y ese tipo ya no estaba. Aun faltaba lo peor, comprobar que no estuviera dentro conmigo. He cogido el móvil y utilizando la luz del flash a modo de linterna he ido habitación por habitación  buscándolo. Por suerte estaba yo sólo. Ha sido en ese momento cuando una sensación de euforia ha recorrido todo mi cuerpo, tenía ganas de gritar y de saltar, pero no podía hacerlo, no podía cometer nuevamente el mismo error.

Entonces ha sido cuando he salido un momento a la terraza del comedor para respirar aire limpio y porqué no admitirlo, esperaba ver a ese ser alejándose por la calle. Pero no ha sido así, una especie de gruñido ha sonado muy cerca de mi. He girado la cabeza rápidamente y ahí estaba, era él. Estaba de pie justo en la terraza de al lado mirándome fijamente. Me he quedado de piedra, no podía moverme, no podía gritar, y tampoco sabía que hacer. En ese momento el tipo ese del traje ha intentado saltar de una terraza a otra para cogerme, pero por suerte no lo ha conseguido y se ha precipitado al vacío.

Me he quedado allí de pié sin moverme más o menos cinco minutos hasta que al final el frió me ha obligado a regresar al interior de mi casa.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

De ayer a hoy las cosas no han cambiado mucho. El silencio se ha adueñado de mi vida. El ruido es lo que atrajo a ese ser hasta mi puerta y espero que con silencio se vaya de ella.

Desde la ventana del comedor puedo ver la calle. Hay varios de ellos arañando y golpeando la cristalera del aparador de la tienda de animales que hay delante de casa.

Cuando levanto la mirada veo dos columnas de humo  negro saliendo de una zona de edificios. Hace ya varias horas que el humo sale, supongo que no hay efectivos del Cuerpo de Bomberos que hayan podido acudir a estos incendios.

En una de las terrazas del edificio de delante hay un hombre mayor medio desnudo gritando y agitando los brazos, no se que quiere, no se le entiende.

Espero que vengan esos médicos a buscarme pronto o mis padres o quien sea.

martes, 3 de diciembre de 2013

Creo que hay uno de esos seres de tras de la puerta.

La última noche ha sido muy silenciosa, a pesar de que hay luz eléctrica y agua corriente, he optado por apagar la tele y la radio, ya que sólo repiten noticias antiguas de hace mas de 48 horas.

Para matar el aburrimiento tuve la brillante idea de ponerme los auriculares y empezar a cantar. Más o menos un minuto después empezó a aporrear la puerta de casa un zombie. Por cierto, he llegado a la conclusión de que se deben llamar zombies y me importa un huevo si se pueden sentir discriminados con ello.

He mirado por la mirilla y es un hombre bien vestido de unos cuarenta años, lleva un traje oscuro y corbata y tiene la cara cubierta de sangre. Los golpes que arremete contra la puerta blindada de la casa los hace con la cabeza.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Las cosas están poniéndose muy complicadas. Poco después de la entrada de ayer, mi padre me dijo por mensaje desde el teléfono de mi madre que su teléfono se había quedado sin batería., a las dos horas más o menos pasó lo mismo con el de mi hermana.

Mi hermana me ha pedido que cuando vaya con ellos les lleve todos sus cargadores incluyendo uno suyo de baterías solares. Ese cargador es una birria que necesita estar todo el día conectado para  cargar el teléfono. También me encargaron de que llamara a la abuela desde el teléfono fijo para preguntar como estaban ellos. Pero no ha contestado a ninguna de mis llamadas.

Por la radio han dicho que han movilizado a la familia real y al equipo de gobierno hasta las Islas Canarias, que por ahora parece ser un punto seguro donde no se ha propagado la enfermedad.

Mis padres y el resto de los vecinos están alojados en un polideportivo en la otra parte de la Ciudad. Aunque ahora mismo no se como están porque el Whatsapp desde las seis de la mañana no manda más mensajes, y no sale la ‘v’ de enviado.

He probado a mandarles emails a mi padre y a mi hermana ya que se que los  tienen sincronizados con sus teléfonos, pero no les llegan ni los sms tampoco.

Aquí no ha venido ningún segundo equipo a verificar que estoy bien ni nada.

Las últimas 34 horas me las he pasado comiendo ganchitos, patatas fritas y sándwich de Nocilla. No pensé que lo diría nunca, pero necesito que vuelva mi madre.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Ayer pasó una dotación del ejército y de la policía puerta por puerta por todo el edificio. Iban con trajes como de astronauta y metralletas en mano. Mi padre estuvo hablando con ellos como unos cinco minutos. Luego nos cogieron una muestra de sangre a todos en el dedo.

Se llevaron a mi madre y a mi padre a la otra habitación y estuvieron hablando otros cinco minutos. Mi madre salió llorando.
Luego sacaron unas pulseras de plástico, habían de tres colores: rojo, azul y verde. A mis padres y a mi hermana les pusieron las pulseras verdes, a mi la azul. Se me ocurrió preguntarle al soldado que significaba la pulsera roja y me guiñó el ojo y me susurro –problemas-.

Luego mi padre se acercó a mi y me dijo que el análisis había salido negativo, pero que como tenía todavía fiebre no me dejaban  ir con ellos. Me dijo que en el plazo máximo de dos horas, pasaría por casa otra dotación, esta vez con médicos y que me repetirían la misma prueba y si seguía igual me llevarían con ellos.
Mi madre me dijo que no la dejaban quedarse conmigo porqué luego ella no podría venir y se quedaría aislada. Me dio un beso en la frente y me dijo : -cariño, sólo será un ratito, enseguida volveremos a estar todos juntos-.

De eso hace más de quince horas. Eso sí vía WhatsApp me están machacando a mensajes, mi madre me pregunta cada cinco minutos que como me encuentro y que si ya han venido los médicos.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Estoy sólo en casa.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Hoy es viernes, pero esto pinta muy mal. Ni mi madre ni mi padre han ido a trabajar. Mi hermana también se ha quedado en casa. Hace más de 24 horas que en la tele sólo ponen telediarios repetidos.

La única información nueva que tenemos nos llega a través de Internet. Dicen que ya hay miles de casos de gripe en España. En Francia el ejército ha tomado las calles y se ha decretado el toque de queda.

En Youtube  hay varios vídeos donde salen soldados de Estados Unidos disparando a los civiles en la calle.

Hace varios días que no llegan noticias ni de Pakistan ni de ningún otro país de esos que salían al principio.

Está claro que la primera empresa farmacéutica que saque la cura de todo esto se va a forrar.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Bueno, sigo aquí, todavía no se si soy un zombie o no, pero tengo la garganta que parece que haya comido cristales. Ayer estuve todo el día con fiebre. Le he pedido a mi madre que me traiga Paracetamol en sobres, porque me cuesta mucho tragar esas pastillas tan grandes.

Me ha llamado Javi para preguntarme que si había hecho campana. Al parecer no he sido el único en no ir a clase. Medio instituto se ha quedado en casa. Como tampoco han visto a Nuria han supuesto que nos habíamos fugado juntos. ¡Que más querría yo!

Por la tele han dicho que de seguir así esto podría pasar de ser una epidemia a una pandemia, aunque no tengo claro que significa.

Ha llamado la abuela y nos ha contado que la policía ha tenido que ir a la casa de al lado. Por lo visto el señor José, el vecino, había atacado a la mujer y al perro. La policía se lo ha llevado en ambulancia atado a una camilla con la mascarilla puesta. Han tenido que ir ocho policías porqué no podían con él. El señor José debe de tener unos ochenta años. La policía también se ha llevado a su mujer esposada y con mascarilla. No se que han hecho con el perro.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Ya hay cinco casos confirmados en España.

Sobre el tema de la propagación, al parecer no es aéreo. Por lo visto lo dijo el consejero de salud de no se donde que salió por la tele, pero no es así. Eso sí, dado el alto nivel de contagio, basta que te tosa uno de los infectados encima para que el virus pase a ti. Desde mañana obligarán en los colegios, institutos, universidades y todos los centros oficiales a usar mascarillas de papel de las que se usan en los hospitales.

Ha salido el director de urgencias de un hospital de aquí de España, pidiendo a la gente que no acuda al hospital si no es estrictamente necesario. Por lo visto hay casi diez horas de cola para que te atiendan y la mayoría son hipocondríacos.

Pero lo mejor de todo el día, ha sido en el programa de la mañana de TVE1. Algún cretino se le ha ocurrido llevar en directo a una persona con los síntomas de esta enfermedad al plató para explicar que se sentía discriminada porqué le llamaban zombie y cuando ha dicho que estaba infectada se han levantado todos los tertulianos del programa incluyendo a la presentadora y se han ido del plató en directo.

Por cierto, no he ido a clase porque no me encuentro bien, tengo un poco de fiebre y mis padres me han dicho que me quede en casa. Mi madre tampoco ha ido a trabajar, se ha quedado aquí conmigo para cuidarme.

Nota: Si mañana no escribo nada más es que me he convertido en zombie y me he comido a mi madre.

martes, 26 de noviembre de 2013

La red está ya llena de vídeos de personas con este nuevo virus, la verdad es que parecen zombies. Se está extendiendo a muchos otros países. Por Whatsapp me han mandado un vídeo donde sale una mujer alemana tirando a su bebe desde lo alto de un edificio. Luego se ha tirado ella. Por lo visto tanto el bebé como el padre estaban infectados.

Esto empieza a no ser divertido. Por la tele solamente hacen telediarios todo el día, exceptuando en Telecinco que siguen a su bola con el Sálvame ese.

Dada la similitud con las películas de zombies, han tenido que explicar por la tele que los enfermos no son muertos que vuelven a la vida. Estos están vivos y no hace falta dispararles a la cabeza para matarlos.

A pesar de ello hay muchas imágenes en la red de gente que se ha tomado en serio esto de los zombies y van por la calle con un bate de béisbol en la mano.

¡Ah! se me olvidaba, ya está claro como se propaga, tenían razón los que al principio decían que era una especie de Gripe. Basta con la transferencia de un sujeto otro de cualquier fluido corporal, sangre, saliva, etc. También han dicho que el virus es aéreo, lo cual no tengo muy claro que significa, parece ser que se puede contraer respirando aire o algo así.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Confirmados tres nuevos casos en Francia. En Estados Unidos, el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta ha corroborado que se trata de un virus nuevo. El número de personas infectadas en USA supera ya el millar.

Dado que los pacientes infectados se ponen muy violentos las autoridades de Estados Unidos han puesto en marcha un cuerpo especial de contención y han pedido la colaboración ciudadana para que avisen en caso de detectar en un familiar o amigo estos síntomas.

Aquí en Europa parece que vamos un poco a remolque. Por la tele ha salido un ‘supuesto experto’ en la materia diciendo que es improbable de que esta cepa se extienda ya a más regiones.

En el instituto todos hacemos bromas sobre lo mismo. A por cierto esta noche en Antena 3, aprovechando el tirón mediático van a poner la película de “Soy Leyenda”. Muy oportuno.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Las cosas se están poniendo muy feas. Se han encontrado nuevos casos en la India, China y Estados Unidos. Parece que en Francia puede haber un caso, pero aun no se ha confirmado que sea de lo mismo. Todos los pacientes infectados hasta ahora han fallecido.

En la tele dicen que se ha perdido el contacto con la embajada en Pakistán y los reporteros desplazados a la zona ya no tienen permiso para emitir imágenes.

La Ministra Ana Mato ha salido por la tele diciendo un montón de cosas incoherentes, se la veía bastante nerviosa y confundida. De las pocas cosas que se le han entendido, parece ser que se trata de un virus cuyo periodo de incubación es muy corto. Por lo visto, esto es algo bueno, porqué permite detectar a los pacientes de manera rápida. Los síntomas son fiebre muy alta, erupciones y enrojecimiento de la piel. Por lo visto a nivel cognitivo los pacientes sufren algún tipo de trastorno que los hace muy agresivos.

En la rueda de prensa posterior, un periodista de La Razón, ha preguntado si era cierto que uno de los pacientes había mordido a otro y se había comido varios dedos de su mano. La Ministra respondió que según los datos oficiales que ella tiene, en el informe se menciona que uno de los pacientes perdió una falange. La Ministra ha salido al paso diciendo que no se trata de Zombies, y toda la sala se han echado a reír.

Sería una pasada que los muertos se levantaran ahora de sus tumbas.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Ayer fuimos al cine a ver la segunda parte de ‘Juegos del hambre’, está bastante bien, pero me gustó más la primera.

En YouTube se ha filtrado el vídeo de los soldados estadounidenses muertos. Es brutal, se les ha ido la pinza por completo, salen dos de ellos sangrando por la boca y los ojos mientras se pelean con un tercero. Parecen zombies sacados de una película.

En el telediario hablan ya de epidemia y dicen que se podría extender a muchos otros países. Mi padre y mi madre parecen bastante preocupados, han hablado con un tío mío que es médico (en realidad, no es ni tío, es un amigo de la familia, pero siempre le hemos llamado tito) y por lo que ha comentado dice que es más serio de lo que parece.

Hasta ayer todas las ayudas internacionales iban destinadas a Filipinas, por lo del huracán ese. Pero ya nadie habla de ellos y ahora están pidiendo cooperación económica para estos otros países.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Por fin es viernes. Ayer tuve mi primera entrevista de trabajo, es una locura. Se presentaron un montón de personas para el mismo puesto. El trabajo consiste en ser ayudante de reponedor en la sección de juguetes durante las próximas Navidades. No tendría un horario fijo ni unos días mínimos a la semana, según me contaron todo va en función de las necesidades. Me han preguntado que si estoy dado de alta en el paro… ¿pero si yo nunca he tenido ningún trabajo?

Tanto en el instituto como en la tele no se habla de otra cosa. Al parecer la supuesta gripe esa se ha extendido a otros países entre ellos Pakistan y han muerto también varios soldados estadounidenses que se encontraban en el país. Por lo visto hay imágenes de estos soldados muertos, pero el ejército a decretado un bloqueo informativo y no se han emitido las imágenes.

Esta noche quedaré con Javi y Edu para ir al cine, estrenan la segunda parte de ‘Juegos del hambre’ y nos apetece a los tres ir a verla.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Tengo mucho sueño. Además me he dado cuenta que vivo en la inopia más absoluta.

Ayer me acosté tarde viendo la tele. Antes de empezar el partido los jugadores hicieron un minuto de silencio por las últimas victimas -¿qué víctimas pensé ayer?-. Resulta que en varios países del este asiático, desde hace unos días se ha propagado una especie de gripe muy fuerte y han muerto ya más de diez mil personas. Por el momento el Gobierno va a prohibir viajar a estos países y se están planteando de cerrar también temporalmente las fronteras con toda Asia.

Por la tele hablaron de países que yo nunca había oído mencionar: Tayikistán, la República de Uzbekistán y otro que no sabría ni pronunciar. De camino al instituto los voy a buscar en el Google Maps porqué no tengo ni idea de donde están y fijo que hoy lo preguntan en clase.

Además por la tarde tengo la entrevista de trabajo.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Capítulo 1: El amanecer de los últimos días

Estreno diario nuevo, adiós a mi antiguo dietario de papel. Creo que la compra de esta tablet ha sido todo un acierto, aunque, con toda esta tecnología no puedo dejar de sentirme como el Capitán Kirk, -Diario de abordo, fecha estelar...-. Pero he de reconocer que ya me tocaba. Mi hermana siempre se ríe de mi libreta sujeta con una goma.

Hoy, antes de entrar en clase, me he cruzado en el pasillo del Instituto otra vez con Nuria. Me gustaría poder hablar con ella y decirle algo, pero sigo poniéndome muy nervioso. Sólo pido que el día que me atreva, le sepa decir algo elocuente.

Esta noche hacen fútbol y lo emiten en abierto. Espero que no lo quiten, llevan todo el día hablando de no sequé por los telediarios. Creo que ha pasado algo gordo. Pongas el canal que pongas creo que todos hablan de lo mismo.

Por cierto, mañana tengo una entrevista de trabajo al salir de clase. Se que no es mucho pero si me cogieran en el Corte Inglés aunque fuera unas pocas horas a la semana, ese dinero me iría muy bien.